A partir de esta sencilla observación, una conclusión es obvia, estamos permanentemente conectados. Esta sociedad de la información que nos hemos dado nos obliga a eso, a la conexión permanente. En los smartphones que llevamos en nuestros bolsillos todo tipo de redes vía internet nos mantienen en constante tensión. El feedback que se genera y el que tú buscas es brutal. Una persona que participe de las dos redes más habituales, facebook y twitter, genera información a partir de sus comentarios y tweets y queda a la espera de sus respuestas en una continua "ansiedad" por saber si me responden o qué me responden, quién comparte o quién retuitea, cuántos "megusta" me han dado, si tengo nuevos seguidores... La información generada es enorme y creo que nuestro enganche a estos medios también.
En el caso de las aplicaciones para móvil el enganche puede ser mucho mayor. La inmediatez del mensaje en el momento y la respuesta seguida nos puede obligar a una atención continuada. La cantidad de grupos y chats del whatsapp por ejemplo, hace que podamos estar manteniendo simultáneamente 3, 4... cuántas?... conversaciones a la vez. Ésto que objetivamente está bien, disfrutamos de unos servicios que nos permiten unas conexiones y contactos rápidos y eficientes y en el caso de la red una forma de compartir y publicar contenidos que hasta ahora estaba fuera de nuestro alcance, puede hacernos caer en un exceso de estímulos con una dependencia quizá excesiva.
Desconozco si ya habrá casos, voy a buscarlo, pero se diría que se puede llegar a generar unas patologías que tuvieran que ver con la excesiva dependencia de los instrumentos tecnológicos de nuestros días y especialmente con aquellos que nos ofrecen un mundo casi infinito de posibilidades de conexión con prácticamente todo lo que nos rodea.
Todos multiconectados. (Siento no poder dar referencia de la foto. Si no se puede usar la quitaría inmediatamente) |
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